Acabó agosto y, septiembre sin tregua empieza en un día de lluvia.
Estos días me ponen triste, sin embargo hoy una feliz noticia ha abierto la puerta y las ventanas de casa y ha gritado que alguien a quien quiero mucho cumple su deseo de ser madre.
Lo cierto es que está asumido que la mujer y el instinto de maternidad son dos conceptos absolutamente indivisibles. Tarde o temprano llega, dicen, el momento en que se siente la necesidad de vivir la experiencia de la continuación de tu ser en otro.
Yo francamente admiro a las mujeres que lo tienen claro, pues pese a trabajar donde trabajo (en un clínica de Reproducción Asistida) mi vocación no aparece y mi instinto tampoco. Tampoco apareció en aquellos tristes días que tu y yo vivimos amiga, no tuve oportunidad a sentir.
Tú lo tienes claro. Por eso vas a ser una gran madre.
Para ti este fragmento del poema "Maternidad" de José Pedroni.
Desde que sé, oh amiga, que llevas el misterio,
tu nombre es la caricia de mi semblante serio;
del corazón me vienen palabras de alabanza,
y las manos me tiemblan ligeras de esperanza-
mis manos como niños que ríen olvidados
después de haber llorado.
Pienso vivir en calma; deseo ser mas justo;
quiero quererte siempre; y he aquí otro gusto
le siento al pan del día, que no en vano se besa,
y al agua del aljibe, y al vino de tu mesa.
Tengo los ojos nuevos, y el corazón. Admiro
las cosas más humildes, y te miro y te miro
sin hablar.